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BEBER POCO MULTIPLICA POR TRES LOS RIESGOS FRENTE A UN ABSTEMIO

    União Cultural

    Familias reunidas, comidas copiosas, dulces y panderetas al ritmo de los villancicos de siempre. Unas copitas de vino y que no falte el brindis por la salud. O sí, porque, aprovechando las fiestas navideñas y las largas sobremesas donde el alcohol se hace omnipresente, los médicos insisten en que no existe una dosis segura y mucho menos saludable, ni beneficiosa ni protectora del corazón. Aunque es cierto que no es lo mismo tomar siete vasos de vino al día que uno, esa unidad, a la larga, puede causar algunos daños cerebrales y deterioro cognitivo.

    Puede que unos sorbitos amplifiquen la alegría y la relajación durante celebraciones como la Nochevieja, pero cuando los tragos son de más, las sensaciones agradables se convierten en problemas de coordinación, dificultad para hablar, visión borrosa y lentitud en las reacciones... En situaciones extremas, se puede llegar hasta el coma etílico, lo que podría producir secuelas cerebrales e incluso la muerte, como el caso de una niña de 12 años que murió hace un año en San Martín de la Vega (Madrid) en pleno botellón durante la celebración de Halloween. En menos de cuatro horas, se bebió, junto a otros cuatro compañeros, una botella de ron y otra de vodka.

    Sin llegar a desenlaces fatales, en mayor o menor cantidad, el alcohol no deja de ser una sustancia tóxica y como tal, "tiene repercusión múltiple sobre las neuronas. Interfiere en la transmisión de información entre ellas, sobre todo en áreas relacionadas con el equilibrio y la memoria", argumenta José Manuel Moltó, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN). De hecho, según una investigación que publicaba hace unos meses la revista científica The British Medical Journal, incluso la ingesta moderada de este neurotóxico influye tanto en la estructura como en la función cerebral. En comparación con los abstemios, se multiplica por tres el riesgo de atrofia en el hipocampo, lo que implica déficits de memoria, y también se observó en estos consumidores un declive más rápido de la fluidez en el léxico.

    Y aún más: se desmonta el papel protector que se le ha otorgado a algunas de estas bebidas. Si un buen número de artículos han sugerido en los últimos años que beber 30 gramos al día de alcohol podría tener cierto beneficio en la cardiopatía isquémica, los científicos de este trabajo no han encontrado prueba alguna que avale tal afirmación. "Recomendar ni siquiera un mínimo de alcohol como beneficioso para la salud sería irresponsable por nuestra parte", señala Rodrigo Córdoba, coordinador del Grupo Educación Sanitaria y Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC). "No se puede recomendar algo que es tóxico, potencialmente adictivo y cancerígeno", agrega. Se ha demostrado que incluso un consumo moderado de alcohol (12,5 gramos al día u ocho unidades semanales) aumenta las probabilidades de sufrir un cáncer de faringe, esófago y pecho.

    La realidad es que sólo se puede hablar de consumo de 'bajo riesgo' o 'aceptable'. A tenor de la evidencia científica y "como médicos, no podemos recomendar beber con moderación ni utilizar términos como consumo social ni responsable", asume Córdoba, en la misma línea que el neurólogo, quien recalca que "existe un consenso claro en la comunidad médica para no recomendar el consumo de ninguna clase". Y menos sabiendo que la ingesta nociva provoca al año unas 3,3 millones de muertes en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    Sin embargo, el mensaje no tiene por qué ser de abstinencia absoluta, así que en ocasiones especiales, como en Nochevieja, la veda se abre un poco. Aunque depende de las características individuales (edad, sexo, estado de salud...), hay unos parámetros generales que ayudan a cumplir con la ingesta de 'bajo riesgo', para que la chispa no choque con la salud. "Un día puntual alguna vez al año, se considera aceptable la ingesta máxima de seis unidades estándar (por ejemplo, una caña de cerveza, tres copas de vino y un combinado) en hombres y cuatro en mujeres (una copa de vino, una caña y un combinado)", apunta el coordinador de la semFYC. 

    Cuando el consumo deja de ser esporádico para convertirse en habitual, el bajo riesgo se sitúa en una cerveza para las mujeres y dos en el caso de los hombres. Y a partir de aquí, remarca el médico de la semFYC, "cada copa de más incrementa el riesgo de cáncer en un 10%".

    La diferencia entre ambos sexos se atribuye a motivos puramente científicos. En palabras de Rodrigo Córdoba, "ellas tienen menor nivel de la enzima de alcohol deshidrogenasa, que se encarga de metabolizar las bebidas alcohólicas" y, además, debido a que tienen menor masa corporal que los varones y distinta distribución del agua y la grasa corporal, las mujeres son más sensibles al consumo de alcohol. En definitiva, "la misma cantidad de alcohol perjudica el doble a las mujeres".

    Algo parecido ocurre con los jóvenes. Una chica de 15 años que pese unos 50 kilos puede fallecer con la ingesta de media botella de vodka o ginebra consumida en una hora. Según aclara el médico de familia, "el cerebro de un menor está aún inmaduro, su estructura no está completamente desarrollada y no tiene la capacidad de metabolización del adulto". De hecho, al igual que durante el embarazo o la lactancia, o en personas que trabajan en la conducción, en los menores de 18 años, no existe dosis aceptable. Cualquier tipo de consumo en ellos es de riesgo.

    En este sentido, a mayor ingesta, más peligros: de muerte y de desarrollar más de 60 problemas de salud y enfermedades como la cirrosis hepática, enfermedad hipertensiva, ictus hemorrágico, fibrilación auricular y algunos tipos de demencia o el cáncer, según la OMS. En este apartado, se estima que el riesgo de tumores digestivos asociados al consumo de alcohol aumenta entre un 10% y un 30% por cada dos copas de alcohol consumidas al día. En general, el alcohol incrementa las probabilidades de padecer cáncer bucal, esofágico, laríngeo, de hígado y de mama; y en menor medida, de estómago, colon y recto. De hecho, el 10% de los cánceres en el varón y el 3% en la mujer están inducidos por el alcohol.

    "EL MUNDO", España, 30/12/2017